Pensamiento económico de John Maynard Keynes

por Jorge Mendoza Vester

Biografía de John Maynard Keynes

La "teoría general"

El principal problema que enfrentaba el mundo de los años 30 era el enorme Desempleo. Frente a esto, la tradición de la economía clásica planteaba que, por tratarse de una cuestión puntual, el desequilibrio momentáneo se ajustaría automáticamente por medio de una baja en los salarios.

Keynes, sin embargo, discrepaba por completo: la economía se podía encontrar en Equilibrio, pero con un alto nivel de Desempleo. Para él, la Desocupación existente en Inglaterra, lejos de ser puntual, era estructural. Frente a esto, la autoridad debía hacer un enérgico uso de la Política Fiscal (Impuestos y Gastos gubernamentales) para "desatascar" la economía. En el Fondo, lo que proponía era que el Estado complementara el mecanismo de Mercado del sector privado, que no conseguía resolver por sí mismo el problema de la ocupación.

El planteamiento general que hizo Keynes en materia económica es que se debía incrementar el Gasto público en los períodos de Recesión -haciendo que el Estado incurriera en un Déficit- para generar Demanda adicional que estimulara la Inversión y disminuyera el Desempleo. De esta forma, Keynes confiaba en que el gobierno podía moderar y hasta eliminar los ciclos económicos interviniendo en la economía.

La importancia de la Teoría general de la ocupación, el Interés y el Dinero fue tal que, para muchos, funda la Macroeconomía, una de las ramas de la teoría económica moderna, dedicada a explorar las relaciones entre los grandes agregados de la Renta nacional.

Otro aspecto fundamental en la economía keynesiana es el papel que juegan las Expectativas sobre el Ciclo Económico. El autor consideraba que éstas -las cuales dependen exclusivamente de factores psicológicos- tienen efectos importantísimos sobre la Inversión y, por tanto, sobre la economía en general. Sin embargo, las decisiones de Ahorro las toman los individuos en Función de sus Ingresos, mientras que las decisiones de inversión las toman los empresarios en Función de sus expectativas. De este modo, no hay ninguna razón para que el Ahorro y la Inversión coincidan, como lo había señalado la mayor parte de los economistas clásicos.

Así, cuando las expectativas de los empresarios son favorables, éstos están más dispuestos a realizar proyectos de Inversión, lo que provoca una fase expansiva y un gran Crecimiento a la economía. Por el contrario, cuando las Expectativas son desfavorables, la contracción de la Demanda puede provocar una depresión. Y es precisamente ante esto que el Estado puede impedir la caída de la Demanda aumentando sus propios Gastos.

En cualquier caso, lo que Keynes quiso transmitir es que el futuro era desconocido y "desconocible" -en el sentido de que no puede inferirse racionalmente-, debido a que está fuertemente marcado por variables psicológicas. Al hacer esta observación puso una enorme interrogante a la capacidad de realizar pronósticos útiles en la economía.

El prestigio alcanzado por John Maynard Keynes fue tal que el rey Jorge VI le nombró barón en 1942, ingresando en la Cámara de los Lores. Durante su vida, Keynes había ocupado altos cargos en la administración británica, como el de consejero financiero de la Corona y gobernador del Banco de Inglaterra. Al final de su vida también colaboró con el plan británico de la Conferencia de Bretton Woods, en 1943, cuyo objetivo era evitar desórdenes monetarios como los sucedidos antes de la Segunda Guerra Mundial. Para ello se propuso la creación de un Banco internacional que regulara la Oferta Monetaria, lo que dio origen al Fondo Monetario Internacional. Keynes murió tres años después, en 1946, en Sussex.

Si Bien se podría decir que la revolución keynesiana no consistió en construir un nuevo edificio teórico, sino que más Bien se limitó a ordenar el sistema económico heredado, es incuestionable que Keynes removió tanto la política como el análisis económico. Con el paso de los años sus ideas fueron penetrando en el mundo académico y en las políticas económicas de los países del mundo occidental. Muchos vieron con entusiasmo una política capaz de darle un segundo aire al sistema capitalista después de la crisis, e incluso los socialdemócratas miraron con Interés una doctrina que propiciaba la intervención del Estado en la economía. Sólo los más liberales se opusieron con fuerza a sus ideas intervencionistas.