Este concepto se usa en el contexto de la Economía y las finanzas públicas.
El Interés de Marx por la economía política surgió de la comprobación de las que, para los trabajadores, eran duras realidades europeas de su época y del convencimiento de que ellas no eran susceptibles de superación.
Para Marx los fenómenos económicos componen la Infraestructura de la organización social, en tanto que la superestructura está compuesta por los fenómenos sociales, políticos, jurídicos, religiosos, morales y culturales. Estos últimos deberán responder, tarde o temprano, a la realidad en la Infraestructura cual es la del inmenso número de trabajadores (proletarios) explotados por un pequeño número de patrones. En forma progresiva los explotadores estarían despojando a los proletarios de la Plusvalía en el Trabajo, que hace a los primeros cada vez más ricos y a los segundos más pobres.
El sistema capitalista llevaría en sí el germen de su autodestrucción al hacer progresivamente mayor la diferencia y el número entre unos y otros.
A pesar de este fatalismo histórico, sostiene Marx que las fuerzas proletarias unidas deben luchar para obtener cuanto antes su victoria final. A pesar del desplome de los países de la órbita soviética, mal entendidos como socialistas, la doctrina marxista tiene plena vigencia como método de interpretación de la historia, sobre todo considerando los procesos de globalización que han experimentado las economías en la actualidad.
Las ideas centrales de Marx se encuentran en El Capital y Crítica de la Economía Política.
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