Pensamiento económico de Tomás de Aquino

Biografía de Tomás de Aquino

Si Bien los temas de análisis de Santo Tomás eran los morales y teológicos, en medio de sus investigaciones se encontró con una serie de temas económicos de los que no rehuyó, sino que, al contrario, optó por abordarlos desde el punto de vista de la ética.

Se preguntó, por ejemplo, si es legítimo prestar con Interés, si es justa la Ganancia o si es natural la existencia de la Propiedad privada. Es así como el gran libro de Tomás de Aquino, la Summa teológica (una larga obra de catorce tomos que demoró más de cuatro años en escribir), tiene algunos capítulos dedicados a analizar temas que son eminentemente económicos -y que tendrían una fuerte influencia en la economía posterior-, donde es posible apreciar la firmeza de sus ideas.

Propiedad privada

La existencia de la Propiedad privada había sido muy cuestionada por los primeros pensadores de la Iglesia: San Ambrosio, San Basilio, San Juan Crisóstomo y -en menor medida- San Agustín. Casi mil años antes que Tomás de Aquino, y basándose principalmente en diversos pasajes bíblicos, estos pensadores propiciaban que los Bienes debían ser comunes y al mismo Tiempo condenaron la actividad mercantil.

Santo Tomás de Aquino, sin embargo, planteó que la correcta interpretación cristiana de la actividad privada consiste -en pocas palabras- en no valorar las riquezas más de lo que se valora a Dios. En este sentido, propuso que desde un punto de vista moral, los cristianos no deben preocuparse de la existencia o inexistencia de Bienes propios, sino de cómo usarlos. Este espaldarazo a la existencia de la Propiedad privada es trascendental para la economía, ya que así el teólogo legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al Comercio, que en el siglo XIII comenzaba a ser una actividad cada vez más importante.

Tomás de Aquino no defendió sólo con argumentos bíblicos la posesión privada de Bienes. Él, y el escolasticismo en general, también la defendió desde un punto de vista económico: los Bienes propios se usan mejor que aquéllos que se tienen en Propiedad común. Es decir, rescatando gran parte de lo que había dicho Aristóteles, Tomás de Aquino señaló que los Bienes privados son más productivos, ya que las personas cuidan más lo propio. Este planteamiento es, sin duda, base fundamental de la economía de Mercado.

¿Precio justo es el "precio de Mercado"?

Uno de los temas económicos que más les interesaron a los escolásticos, desde el punto de vista moral, fue determinar cuándo un precio era justo. Mientras algunos autores anteriores habían planteado que el "precio justo" estaba determinado por el Costo de producción, Tomás de Aquino estableció que el precio de los Bienes no está determinado por la naturaleza de ellos, sino por la Utilidad que reportan. Y, más importante aún, consideró que el precio justo era aquél determinado por la "estimación común" de la Sociedad; es decir, algo muy similar al concepto actual de precio de Mercado.

El precio justo está dado por la "estimación común" de las personas, es decir, algo muy similar al actual precio de Mercado.

Tomás también fue enfático en plantear los beneficios que le significan al país el tener una Política Monetaria sana y estable. El autor consideraba que la adulteración de la Moneda era equivalente a darles estupefacientes a los enfermos: en un principio alivia, pero a la larga causa males peores.

Condena al préstamo con interés

La Iglesia Católica tenía una posición oficial, que se remontaba al Antiguo Testamento, de condena al préstamo con Interés. Tomás de Aquino hizo suya esta tradición, a la cual le agregó la posición de Aristóteles respecto de que el Dinero es estéril y, por lo tanto, no se puede generar dinero con Dinero.

Tomás consideraba que pagar Interés era pagar un precio por el paso del Tiempo y, dado que el Tiempo es un Bien poseído por todos, no se puede cobrar por él. Si Bien hoy puede parecer extemporáneo, con este planteamiento estuvo a punto de descubrir el Valor inter-temporal del Dinero, propio de la economía moderna (es decir, que cien pesos hoy valen más que cien pesos en un año más).

Es tal la importancia del planteamiento del Interés de Tomás de Aquino y fue tan grande su influencia, que la Iglesia Católica reafirmó la prohibición a sus fieles de la práctica del préstamo con intereses hasta principios del siglo XIX. Esto explica, entre otras cosas, que por muchos siglos los cristianos no se hayan dedicado a la actividad bancaria y sí lo hayan hecho los judíos.

En la Edad Media, prácticamente toda la cultura estuvo en manos de la Iglesia. El pensamiento económico no fue una excepción. Interesaba fundamentalmente conocer la moralidad de los diversos actos económicos, lo que explica que muchas reflexiones económicas se encuentren en los manuales para confesores.